Orange Green Pink

El ojo que te mira

¡¡FELIZ NAVIDAD!!




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Nuestro último día como pobres XDD


El día de la lotería (o sea, hoy) debería ser festivo nacional. Porque es el día de las grandes esperanzas y al final todo el mundo acaba estando mucho más pendiente de los niños cantores sacando bolitas que del trabajo. A mí me encanta el soniquete ese infinito: "miiiiil eeeuuurooosss" una y otra vez, aunque me sigue sonando mejor el tradicional "cientocincuentamiiiiiillll pesetas". No sé, parece que te tocaba más dinero y todo.

Este año tengo tres números distintos, y creo que me van a tocar los tres XDDD

El Gordo en el número de Higuera. Sólo es una participación de 5 euros, pero hay tantas de esas repartidas por el mundo entre gente conocida que mola más. Los premios compartidos son más emocionantes.

Los otros dos números son el de la empresa y un regalo. Así que también los comparto con gente conocida, por lo que también tienen que tocar!! =D

Puestos ha hacernos ilusiones, yo me las hago a lo grande!! XDDD

ACTUALIZACIÓN!
Vale, tengo que reconocerlo, mis previsiones no han sido nada acertadas. Pero ni un poco!! XDDD No solo no me han tocados los tres números, sino que no me ha tocado ninguno! XDDD
En fin, habrá que esperar al año que viene. Estadísticamente, ya queda menos para que me toque XDDDD
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Sólo el principio


Hoy estoy contenta =)
...por ella...
...porque este videoclip es sólo el principio :D

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Se cayó


Se cayó con un estruendo tal que me recordó a un espejo convertido en mil millones de fragmentos al estrellarse contra el suelo de cemento. Supe enseguida que no era un espejo, porque no estaba dispuesta a soportar siete años de mala suerte. No precisamente ahora. No este momento. Llevaba años (muchos más de siete, y sin romper nada) jugando a dominar mis impulsos, así que fui capaz de no mirar en dirección al ruido. Se me erizó todo el vello del cuerpo, es verdad, como en una mágica reacción en cadena a causa de la mezcla del miedo frío, del sudor nervioso y de unos latidos demasiado fuertes en mi cabeza, casi con más volumen que el ruido de la caída en sí.

Todo permaneció en un silencio oscuro y pastoso, más pesado que el bloque de acero que abrían cada día, a la hora del recreo. Yo permanecí en silencio también. Nunca antes había estado tan inmóvil y sé que nunca podré volverlo a estar, pero aquella vez me salió bien. Conté en mi mente, pero sin emitir siquiera el ruido del pensamiento. Cuatro tres dos uno. E inspiré justo cuando las alarmas empezaron a sonar. Supe que entonces era mi momento, porque la salida estaba muy cerca, así que me arrastré y me arrastré y me arrastré.

No me costó nada arrancar la reja de salida: contaba con la ventaja de saber que, igual que la que había usado para escapar de mi celda, la que daba a la calle siempre había estado suelta. Al caer en la acera hizo el mismo ruido, el mismo, exacto. Entonces fui yo quien caí. Caí al suelo mientras caía en la cuenta de que no coloqué bien la reja de la enfermería al escapar. Así que no paré de correr en todo el día, por si seguían buscándome. Aunque, ¿por qué iban a hacerlo? Después de todo, yo no soy reclusa. Hubiera sido más fácil presentar simplemente mi dimisión como psicóloga funcionaria de prisiones. Pero, ¿dónde habría quedado la emoción de la huida?

Desde El CuentaCuentos
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Hibernar


Necesito
hibernar...

...unos cuantos días...
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Fabulosa


Lo más importante, querida, es vivir una vida fabulosa. Sin importar cuán larga es. Te lo digo ahora, desde el principio, aunque no te estés enterando muy bien, y aunque no te vayas a acordar. Ya me encargaré yo de repetírtelo. Y seguro que me llamarás pesada, que no me harás ni caso, que creerás que es una locura más de la vieja de tu madre. Pero a lo mejor algún día te das cuenta de lo importante que es convertir en fabuloso todo lo que hagas.

Fíjate que digo "fabuloso". Ni estupendo, ni maravilloso, ni magnífico, ni perfecto. Porque todo eso sería imposible: habrá días malos, grises y accidentados, seguro. Pero que sean siempre fabulosos, de fábula, de esos que merezcan la pena vivir. Que te enseñen algo, una moraleja, o una frase o un camino para no seguir por él. Que sean un cuento. A veces, un cuento de hadas, y tú allí de princesa. Y otras veces tú de bruja, o tú de espectadora o, por qué no, de narradora. Y otras veces, una novela policíaca, una historia de miedo, un monólogo del club de la comedia, una página en blanco, una carta de amor, un cuento chino. Pero que al final en tus ojos se pueda leer la fábula de tu vida.

No te preocupes, no es una tarea tan dura: el cuento no lo escribirás sola. Yo te ayudaré, te daré ideas siempre, pero no quiero que siempre las cojas. Quiero que tú también inventes. Que pruebes. Que experimentes. Que me lleves la contraria. Que te equivoques. Que yo me equivoque, y tú te des cuenta, y me superes. Y habrá otros dispuestos a marcarte un guión: tus amigos, tus maestros, tus enemigos, tus jefes, tus empleados, hasta los extraños que te cruzas por la calle. Lo bueno es que tú eres la única que tiene en su poder los folios y la pluma para escribir esa historia. Lo bueno es que siempre se puede tachar lo que no te gusta, pasar página, hacer borrón y cuenta nueva. Siempre hay una hoja en blanco más. Aunque las frases tachadas no se destruyen. Esto no es una pantalla de ordenador, querida. Y casi mejor, a veces nos gusta releer incluso lo que hemos desechado. De eso, casi siempre, es de lo que más se aprende.

Lo siento, yo tampoco te puedo decir mucho más de lo que será la fábula de tu vida. Te puedo recordar el principio: este día, esta hora, tu carita roja y arrugada, la pulsera de plástico diminuta que te ha atado a la muñeca para que no te pierdas entre otras pequeñas, las lágrimas de alivio de papá, las sábanas de este hospital. El resto es tuyo. Desde aquí hasta que dure. No importa cuánto. Pero querida, hazme caso, que merezca la pena. Que sea fabuloso.

Para El CuentaCuentos
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Secretos


Secretos
silenciosos, entre sábanas.
Temblando, empaquetados en sonrisas
y en caritas rojas, y en tus manos de seda.
¿Te cuento un secreto?
Me encantan tus secretos,
tus secretos desvelados,
desvelarte mis secretos
y guardarnos los secretos labio a labio.
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Como hormiguita


...........Ando
como hormiguita
por tu espalda...



No me preguntéis por qué, pero no puedo dejar de escucharla. Es taaaan tierna =)
Será que tengo gasnas ya de hormiguitas por mi espalda y de andar despacio por la tuya ;)
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Blancanieves


Blancanieves camina entre el humo, dando tumbos, mareada. La música está demasiado alta, la sala está demasiado llena, hace demasiado calor. Pero eso es así cada sábado y nunca había tenido que bajarse de su plataforma de acero y dejar de bailar. Frente al espejo ya no parece la más bella del reino: sudor y rimel resbalan a partes iguales por su cara, como lágrimas negras de hastío, y el pintalabios deja un reguero como de sangre que le da aspecto de vampiro después de un banquete memorable.

Al final ha tenido que tocar con una rodilla el suelo mientras vomitaba. Ahora, apoyada en la pared de metacrilato rosa fucsia del cuarto de baño, está segura de que aquella bruja de la barra que tanto la envidia le puso algo en la bebida. Ni siquiera la había invitado, la muy bruja. Normal porque, de no haber tenido que pagar, hubiera sospechado al instante.

Al otro lado se ven las sombras intermitentes de la gente, como enanos distorsionados, moviéndose y gritando sin parar. Ya nadie quiere descansar después del trabajo. Es lo que tienen los viernes. Seguro que muchos de ellos, siete, o setenta, o setenta y siete, por ejemplo, estarían dispuestos a salvarla, a recogerla incluso en ese estado miserable, a llevársela a su casa y metérsela en su cama. Así son los enanos que se agitan al otro lado de la pared.

Son las cuatro de la mañana, el móvil vibra en un diminuto bolsillo de su diminuta falda y le hace cosquillas en el muslo. Las cuatro de la mañana. Todos llaman a esa hora. No le gusta, pero siempre acaba mordiendo la manzana de su tentación. En la pantalla hoy pone "Prince".

El nombre parpadea entre una luz amarilla que va y viene. Prince es solo el nombre de la discoteca donde lo conoció, el de él no lo recordaba cuando anotó su teléfono. Es una pena: sus besos podrían sacar de un hechizo de sueño infinito o resucitar de una muerte fingida. Descuelga, en busca de esa resurrección:

-No te vas a creer lo que me ha pasado. Estoy hecha polvo...
-¿Qué dices? Oye, hay mucho ruido ahí... pero sí, sí, te llamaba por eso, por si echamos un polvo...
-Pues eso...
-¿Oye? No sé que dices, pero venga, Blanquita, princesa, cógete un taxi, que yo casi estoy llegando a casa. No esperes el autobús, eh, vente rápido para acá, que este finde estoy sin padres. Te va a encantar.

Sí, le va a encantar. Con Prince siempre le encanta. Mientras espera el taxi piensa que a lo mejor algún día son felices y comen pizza fría para desayunar.

Un experimiento para El CuentaCuentos

Fotos 1 y 2
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Rápido!


No sé si es lo que más me gusta o lo que más odio de Madrid, pero el caso es que si tuviese que definir la ciudad con una palabra diría RÁPIDO. O prisa. O estrés. O algo así.


Madrid 2008 from Timelapses.TV on Vimeo.

La musiquita es un poco rayante, pero el vídeo refleja esa sensación de velocidad del día a día, me gusta mucho como está hecho.

Me encanta a la velocidad que sale disparado el metro, y los aviones, que tardé un buen rato en saber qué eran (me parecían estrellas fugaces!! XDD). A veces no se sabe muy bien si se ven nubes o humo, pero eso también pasa a la velocidad normal de las cosas!

¿Os dais cuenta de que los coches van igual de rápido por la M-30 que por Gran Vía o Castellana? XDDDDD
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Dedos de escarcha


Tenía los dedos de escarcha, como puras estalactitas colgando de sus manos. Él lo sabía desde el principio pero, aún así, tenía ganas de abrazarla cada vez que se cruzaban. El día que besó su cuello tuvo miedo de que al tocarle, con el calor de su pecho, sus dedos comenzaran a derretirse y que a los dedos les siguiera el resto del cuerpo. Se la imaginó desapareciendo a sus pies como un charco de lluvia, o evaporándose y convirtiéndose en nube. Así que aquella noche la miró desde el balcón mientras se alejaba calle abajo, en silencio.

Al día siguiente, ella le habló de las ventajas del riesgo. Sentados frente a frente en el borde de la cama, se cogieron de las manos, se entrelazaron los dedos, sus dedos de escarcha con los dedos de carne de él.

Tenía razón: sus manos no aguantaron el calor. Pero se equivocó al pensar que desaparecería. Se abrazaron y la escarcha de ella se fundió lentamente con la piel de él, primero en los dedos, y luego en todo lo demás. Cuando despertaron ya era imposible saber quién era quién, y la escarcha y el calor se habían vuelto irreconocibles.

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Tú duerme...


-Tú duerme, ya veremos si despiertas.
Oyó el crujir de la puerta al cerrarse y sintió un escalofrío. Hacía tiempo que no dormía. Se quedaba traspuesto a ratos, sí, y daba cabezadas para no volverse completamente loco, si es que no lo estaba ya. Pero aquella maldita frase se repetía cada noche. Sus labios la susurraban, dando por hecho que él no podía oírla. Y luego cerraba la puerta despacio y sus tacones tintineaban contra las baldosas del pasillo.
Hacía meses que le vigilaba, y estaba convencido de que no podría escapar. Tarde o temprano no despertaría. Y había llegado a la conclusión de que era mejor no esperar más, así que cogió aire y suspiró, casi de alivio, al cerrar por completo los ojos, al dejar la mente en blanco, al saber que al fin era el momento de descansar. Estaba tan débil que no tardó más de dos minutos en desligarse del mundo real.
Por primera vez desde que llegó a la casa, aquella noche no oyó sus tacones golpeando de vuelta la oscuridad de la noche unas horas después. En realidad, daba lo mismo: cuando decidió abandonarse al sueño sabía que lo más probable era que no volvería a oír nada más.

{He conocido unos foros que se llaman
El CuentaCuentos, y me he apuntado:
ellos te dicen la primera frase y
tú escribes con ella un relato.
Este es el primero. Me gusta el juego! =)}

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Ser poeta o ser basura


Es dificil explicar por qué, pero el concierto de Extremoduro fue muy distinto y muy superior a todos los que había visto hasta ahora. No es ni de lejos mi grupo favorito, pero supongo que 20 años a la guitarra y once discos pesan mucho, y eso se nota.

Quince mil personas (dicen las agencias), un montón de temazos de los de siempre, muchos saltos y mucho sudor cerca del escenario... pero lo que me apetece contar es lo que para mí lo hizo diferente, y grande.

No sé vosotros, pero yo nunca había visto un cantante que se permita el lujo de despedirse antes de que acabe el concierto. Y sí, ese es el Robe. Empiezo por el final, porque a lo mejor así se entiende de lo que hablo: termina el bis, Robe se descuelga la guitarra y sale del escenario diciendo adiós con las manos. Y deja dar rienda suelta a Uoho. Serían diez minutos de solo de guitarra, de carreras por el escenario, de piques con el batería, de todo el equipo técnico bailando en el escenario. A mí esas cosas me rayan, pero no cuando a la guitarra está Uoho.

Ese sonido a Platero es inimitable, inigualable e inalcanzable. Por lo mismo que aquella vez que escuché Por mí (¿tendría 13, 14 años? Me lo pasó Blanca una tarde, cuando salíamos de natación) supe que me quedaba con eso y desechaba a Ricky Martin. Y allí está él, Iñaki Antón, dando patadas a los micros, subiéndose a la batería, y recibiendo aplausos bajo los focos cual dios.

Y eso me lleva a otro momento: al de Robe, diminuto en un escenario gigante, iluminado en amarillo y con los 15.000 abajo preguntándole a gritos cuánto más necesita para ser dios, dios, dios.

Y los gritos me llevan a otra cosa, la más impactante para mí: en todos los conciertos que he visto en el Palacio de los Deportes, nunca se había dado el caso de que la gente gritase más alto que el cantante. Aquí sí. "Tan, tan, llaman a la puerta otra vez, ya va, quién es". Me quedo con esa frase. Fue sentir dentro, más alto que los golpes de la música, los golpes del público. Mereció la pena.

Al final ha quedado esto muy largo y no he contado ni una mínima parte de cómo fue. Pero bueno, para no aburrir, lo resumo con una frase que, curiosamente, no es de Extremo, aunque podría ser, sino de un cantautor, Carlos Chaouen: Esta noche, que es un año en el infierno. Aunque es posible que el concierto nos cueste varios años en el infierno. No importa, a lo mejor también conseguimos engañarle, como Evaristo.

Si queréis datos más fiables, canciones y eso, os recomiendo la crónica de Diario Crítico (de donde he sacado la primera foto, la otra es de EFE) o la de Soitu porque casi todos los demás medios han hecho informaciones del concierto del viernes en lugar del sábado. Perdonad por los vídeos, son muy malos... supongo que no es fácil grabar nada en medio de esa locura!

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Sucede


Cuarenta y ocho horas después de las palmaditas en la espalda, unos ribeiros de por medio, y cuarenta y ocho horas antes de la gran descarga, me enchufo al YouTube y lo veo claro, aunque sea por casualidad:

Sucede que me canso de ser...
sucede que me canso de su piel y de su cara...
Empiezo a solas,
sigo por ti
y no comprendo nada,
desato tormentas sin rechistar,
sácame algún día del corral, necesito salir...
.

Menos mal que al final siempre sucede que se me ha alegrao el día...

Lo cierto es que si estoy quemada siempre escondo un corazón helado, aunque esta vez no me siento mejor si sé que tengo una estrellita pequeñita pero firme...

En fin, escuchad, saltad y desahogaos. No hay como sudar, saltar, cantar a gritos, para desahogarse. Luego, después de que ese sudor lo haya limpiado todo, las cosas se ven de otra forma. A mí me pasa.


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No digas nada...



No digas nada, no serás capaz de explicarlo. Guarda silencio y respira. Es imposible que me cuentes, que me digas, que respondas, que lo aclares. Guarda silencio: yo tampoco sé, yo tampoco entiendo, yo tampoco puedo decirlo en voz alta. No intentes expresarlo, mejor guarda silencio. No digas nada: la palabra te quiero no está en el diccionario...

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En la espalda de la vida


Me habló de aquella tarde como quien escribe cuentos en la espalda de la vida. Desde cualquier otra boca, aquellas palabras me habrían parecido mentira o, por lo menos, solo una verdad a medias. Pero su voz sonaba en ese tono exacto en que cualquiera habría puesto la mano en el fuego por él. Me dije que si alguna vez tenía que recordarlo, primero escucharía su voz. Me dije que si alguna vez dejaba de quererle, a lo mejor a mí también me sobrarían los cinco sentidos. Y todo lo demás me lo dijeron sus manos. Me asustó que el momento presente fuera a veces tan real porque, a veces, lo que creemos más real se vuelve sueño. Al final, me olvidé por completo de cerrar los ojos porque al ver mi reflejo en su risa me di cuenta de que casi siempre lo mejor es seguir mirando, y mirando y mirando...

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Te dejo


Pero el día amanece
y nada me parece
la mitad de perfecto
como cuando tú estabas aquí...
{M-Clan}


Te dejo. Te dejo que me des el beso de buenas noches en cualquier lugar entre tus labios y mi piel. Te dejo que me acaricies hasta que se me ponga la piel de gallina con cada uno de tus gestos. Te dejo que me enredes el pelo entre tus dedos. Te dejo convertirte en lo último que vea antes de quedarme dormida y en lo primero que bese cuando suene el despertador. Te dejo colarte entre los huecos de mi vida, o entrar en ella a puertas abiertas, hasta que la llenes y la invadas. Te dejo que me hables al oído, que te mires en mis ojos, que rodees mi cintura, que pasees por mis sueños. Y que el sueño seas tú mismo. Te dejo que te enfades y te rías, que hagas preguntas para no ser nunca contestadas, que respondas antes de oír las dudas. Te dejo que te quedes esta noche, y todas las noches, hasta que te quieras marchar. Te dejo que te marches y me des el gusto de esperarte de nuevo. Te dejo que me esperes. Te dejo que me beses. Te dejo que me abraces. Te dejo que me pienses. Te dejo que te dejes. Te dejo que me quieras, si tú quieres.
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Pies helados =(


Tengo los pies helados.
Desde esta mañana. He esperado durante 45 minutos bajo la lluvia porque el Chikitren no funcionaba, no habían puesto autobuses del servicio especial ese que ponen cuando hay averías y los autobuses normales iban tan llenos que no paraban.
En la acera había tanta gente que hemos tendido que invadir la carretera: la policía estaba cabreada y nosotros más; al fin y al cabo ellos estaban trabajando y nosotros no podíamos llegar a ningún lado. Lo triste es que Colonia Jardín debe estar, como mucho, a 15 minutos andando de Ciudad del Cine, pero hay que andar por la autovía. Esto es Madrid, la gente conduce como si estuviese en la jungla, o en una situación de vida o muerte, con la ley del más fuerte. Y un coche siempre es más fuerte que yo. No estaba por la labor.
Al final me he colado en un autobús de Telemadrid y he llegado una hora tarde al trabajo. Y tengo frío desde entonces. Hasta me he bebido un té.
El resto del cuerpo me da igual, pero los pies no los siento, y eso que llevo botas. Quiero irme a mi casa y meterlos en agua calentita, odio tener los pies fríos .
Y no, tampoco me gusta el Frigopie. Es simplemente un petitsuis congelado.
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Insomnio


Qué buen insomnio
si me desvelo
sobre tu cuerpo...


Mario Benedetti

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...la vida es diferente aquí...


Yo tampoco me lo esperaba. Lo de las entradas, digo. ¿Cómo iba yo a pensar que se iban a terminar, y que fuera la gente seguiría haciendo cola pese a todo? Ni lo de la sala a rebosar. Ni la sonrisa de tonta al salir del concierto.

Vale que nadie sabe de quién hablo cuando hablo de ellos. ¡Pues ellos se lo pierden! Ya lo tenía claro, pero después del sábado, más. Son los mejores, y no admito réplicas.

Con esa sonrisa sobre el escenario. Con esa energía. Con esa forma de cantar. La de Jose, y la del resto. Con esa forma de tocar. La de todos. No es fácil encontrar un grupo -el sábado, siete personas- en la que todos son buenos. Muy bien elegido lo de eres buena gente, en todos los sentidos.

No sé como contarlo: la alegría que te recorre el cuerpo cuando les escuchas se multiplica por mil cuando les escuchas en directo, y bailar, cantar, aplaudir, gritar y emocionarse se vuelven uno.

Será que me venden el reino de la alegría. Que estar en el concierto tiene la emoción de pisar por donde ellos pisan. Que es verdad que subes alto, hasta las nubes, que aunque no tengan caballo, te enseñan a galopar, que ya solo te sale decir que quieres bailar. A mí me pusieron el nudo marinero en el corazón, seguro que sintieron que han ganado, porque todo el mundo se contagió con su ser.

Y más: una maqueta, un disco y otras canciones que no sé de dónde salieron, pero que espero que se queden ahí.

Pues eso, que lo veáis vosotros mismos, a ver si me entendéis!! Que merecen la pena!!

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Huele a lluvia


Huele a lluvia. A barro mojado y remojado una vez más. Al viento azotando los cristales empapados, desgastados, siempre fríos. A gotas resbalando al otro lado de la ventana, como un lágrima que escapase de tus ojos y tocase mi alma y atravesase mi piel. Huele a días grises de invierno, pero no a tormenta, que se pasará enseguida. Huele a la estación de las lluvias en África, a los calcetines constantemente mojados, a los neumáticos que resbalan sobre el asfalto pegajoso, como arrancando el alquitrán en cada rotación. Huele a pena. A estaciones de metro con servicio interrumpido. A alcantarillas que rebosan, que llevan hacia fuera lo poco bueno que quedaba escondido, seguro bajo tierra. Huele a miedos de tsunami, a miedos de ciénaga, a miedo de coches atrapados en un lodo que no existe en la ciudad. Huele a oscuridad y a incompetencia. A la impotencia del vacío y a las ausencias y a las carencias. Huele a botas de goma pisando los charcos. A armarios cerrados, doblados por la humedad. A leña que no prende y que se cubre de musgo. A aceras de losetas que resbalan. Huele a cansancio. A un día entre semana. Huele a persianas cerradas, a mensaje en la botella, a manos agrietadas por fregar con lejía, a sinopsis. Huele a colillas y granizo. A naranjas caídas del árbol. A pelo y a piel y a saliva. Huele a rechinar de dientes, a escalofrío, a nevera desenchufada. Huele a niebla espesa, de esa que cala, que se cuela en el cuerpo. Huele a lluvia, a lluvia, nada más.

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Más cine, por favor!!


Parece que fue hace mucho más, y a la vez parece mucho más cercano. Pero lo cierto es que han pasado dos años desde aquel curso de cine. Y este fin de semana otra vez ha habido fiesta de fin de rodaje, y estreno -aunque no en el Cine Velasco- y Los Olmos, y todo aquello. El buen rollo entre los cursillistas nunca va a volver a ser tan bueno, ni los cortos tan espectaculares, porque la segunda edición dejó el listón muy alto.

Pero lo importante es que el curso sigue ahí. Van cuatro. Muchas caras conocidas, y muchas nuevas. Lo bueno es ver que las caras conocidas no cambian nunca. Hay cosas que no cambiarán nunca y, en este caso, eso está bien.

La casa de la espiritualidad es ahora más espiritual todavía. J.C. más simpático. La fiesta más reducida. Los cortos más numerosos. Pero por lo demás, todo sigue allí: la escalera llena de azúcar, los cubatas de Los Olmos, la tensión del montaje, Fuensanta, Joan, Emilio, Pedro, Fulgen, Álvaro, Toni, Rafa, Arístides, los cortos de Javi Abenza, la queimada, Y, claro, Simón.

Yo no soy especialmente cinéfila, lo sabéis. Pero a veces creo que el curso de cine es el momento más importante del año. Supongo que marcó un antes y un después. Estoy deseando llegar esta tarde a casa para ver Despiertas.
Sí, otra vez =)


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MiRa poR doNDe va eL RoBe!!!!


Os regalo mis canciones
y me apuntan con el dedo

¡¡mira por donde va el Robe,
para mí que ya está pedo!!!

Bribriblibliiiiiiiiiiiiii


Pues eso, que queda un mes!! =D=D
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Buscando...


Soy un bufón errante
buscando una princesa...


si esta noche te apetece...

deja la ventana abierta

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Conociéndote


Te colecciono guardando en fragmentos retales del día en que tus ojos se posaron por primera vez en mí. Aquella camisa de cuadros, micrófono en mano; los lunares de tu cuello, un escalofrío por la médula y el sabor desconocido e inexplicable del azúcar. Nos quedamos con los peldaños impares, con la madrugada cálida que queda después de las noches de invierno, con el espejismo remoto de un futuro próximo y con la vaga intuición del recorrido que hace la sangre después de latir.
Ahora que la colección me rebosa, solo puedo pensar en aquella canción. Me encanta conocerte cada noche para elegir retales nuevos una mañana tras otra. Conocerte cada noche es lo que más me gusta de ti.
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Encadenada


La lluvia cae tranquila y resbala por el cristal de la ventana, pero tú no te has dado cuenta, hace un buen rato que solo tienes ojos para mí. Me has desnudado despacio, como si desconocieras el mecanismo de las cremalleras y de los botones, como si nunca hubieses recorrido con las yemas de los dedos el broche de mi sujetador. Y ahora me besas el pelo y te enredas en caricias que me dejan erizada la piel de los pulmones, de tanto respirar. Me gusta que me envuelvas en tus ojos, como si el mundo empezara en mi cintura y terminara en algún punto perdido entre tus dedos. Me hace sentir libre y a la vez presa entre tus pies, atrapada por tus labios, condenada al calor de tus abrazos. Y eso también me gusta. Así que, por esta vez, guardo silencio y sigo la estela de tus besos: esta noche quiero estar encadenada a tus juegos...

Más en Luz Oscura

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Ojos


Ojos..
que ponen la zancadilla...
{Huecco}


Miraba atrapando mis ojos, igual que dos gotas de mercurio tienden irremediablemente a juntarse en un todo. Y la fuerza de aquellos ojos, me daba la impresión, podrían haber derrumbado con un pestañeo todos los pilares de mi vida si me hubiera resistido. Así que me dejé llevar, como en una espiral de hipnosis, hasta el fondo negro que guardaba más allá de sus pupilas.

Me sentí flotar. El peso de su mirada hacía descaradamente liviano todo lo demás. Tuve suerte, creo yo, de tener el colchón de sus brazos. De lo contrario, hubiera chocado de bruces contra un universo de angustias. Ahora lo veo claro: sus ojos me hubieran lanzado cadenas si hubiese querido escapar. Por eso, hice lo único que merecía la pena: perderme en sus ojos, como si el mundo terminase allí.

Y en verdad los suyos eran unos ojos para un final feliz del mundo.
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Independence Day


Creo que nunca había estado tan cansada como este finde. Ni siquiera aquel día que entramos por primera vez y apenas se podía poner allí los pies, y nos decidimos a sacarlo todo -todo lo del trastero que hay en el quinto incluido- y dejar aquello reluciente. Ni tampoco la semana de mis propias vacaciones que pasé lijando y pintando puertas, paredes y rejas, limpiando cristales y rodapiés, pegando y despegando cinta de carrocero.

A lo mejor es porque todo aquello fue al principio de verano, y ha quedado como en el olvido. Luego agosto fue un paréntesis en toda esa vorágine, y en septiembre todo ha transcurrido lentamente: un día trajeron las camas, otro instalaron la cocina, que fue completándose por partes hasta la llegada del frigorífico. Subimos el sofá. Colgamos estanterías. Intentamos hacer funcionar la Telegatzi cedida por Alberto. Rellenamos huecos con cosas que estaban cogiendo polvo en el pueblo. Todo como por fascículos, hasta la llegada de mi armario, que ha sido lo último.

Pero este fin de semana ha vuelto la locura. Hubiera dicho que mi ropa cabe en una maleta, pero he comprobado que es mentira: por lo menos hacen falta cuatro o cinco, además de muchas bolsas, e incluso una caja de cartón tamaño tele de plasma de 50 pulgadas. ¡¡Es increíble la de mierda cosas que se acumulan durante 19 años viviendo en la misma casa y de las que no te quieres deshacer!!

El caso es que ha llegado el Día de la Independencia. Ayer me di mi primera ducha en la ducha nueva, me hice la cena en el nuevo microondas, fregué los platos en el nuevo fregadero de la nueva cocina y he dormido en mi nueva enorme cama (eso sí, tan hecha bola como siempre, en una esquinita XDDD).

Tardo unos cinco o diez minutos menos en llegar al espacio diáfano, lo que no significa llegar antes a casa, porque mi madre me obliga a pasar por casa a la salida a recoger un taper lleno de comida.

Y esta última frase me lleva a dos reflexiones, con las que cierro este post y dejo de daros la lata:

1. Las madres siempre están convencidas de que si no comes su comida te vas a morir de un momento a otro (por mí mejor, porque mi madre es la persona que mejor cocina del mundo, ni estrellas michelín ni nada, aquí no admito discusiones, nunca lo confesaré, pero me gustan hasta sus lentejas).

Y 2.
necesitamos urgentemente una nueva palabra para distinguir mi casa (la nueva, la de la independencia) y mi casa (el hogar familiar), porque si no, ni entre nosotras tres nos entendemos!! XDDDD
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El nuevo Chaouen


Por lo que se oye en Clamores y en Galileo cada vez que vamos por allí, Chaouen debe de tener un disco a puntito de salir. La última vez que lo vi, el 17 de julio, ya casi hasta me sonaban las canciones nuevas, y eso que solo podía oírlas allí, en vivo y en directo (que, por otra parte, y hablando de Chaouen, es como mejor pueden oírse).

Le tuvimos cerquita, cerquita ese día. Tan cerca como para sacarle así de bien en las fotos ;)

Con el pelo suelto y loco, y con la camisa blanca. Y sobre todo con esa voz de misterio que lo envuelve todo desde el humo del escenario. Se me quedaron grabadas algunas frases. Chaouen siempre es grande en frases.

El otro día, de casualidad, entré en su web y resulta que han colgado un trocito de ese concierto, de esas canciones nuevas. Y bueno, creo que todo el mundo se merece oírlas, así que os dejo el vídeo, por si alguno no lo ha escuchado todavía (os estáis perdiendo a un poeta!!)





Creo que me estoy volviendo flamenquilla! XDD porque la mejor con muchísima diferencia me parece Este querer... seguida de cerca por El tiempo.

A ver cómo lo veis vosotros... ;)
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Vamos a engañarnos...


Ver a Doctor Deseo en concierto es todo un espectáculo.

Es ver a un Francis que recita y que actúa y que baila y que toca además de cantar. Que se cubre de negro y purpurina -con liguero rojo incluido- para bajar del escenario y cruzar entre la gente, y para elegir de entre el público a su pareja.

Es una provocación en sí mismo, una mezcla de sexo, ternura y misterio, y deseo por todas partes.

Sobre todo es mucho más rock, y mucho menos suave. Pero las mismas frases inconfundibles.

Os dejo tres cosillas, para que os hagáis una idea del concierto del sábado:

*La que para mí es La Frase de Doctor Deseo:

“Vamos a engañarnos y dime mi cielo que esto va a durar siempre”

*El gran descubrimiento del concierto





*Y algunos datos más en AchoRock
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Certezas


En cuanto sus ojos se chocaron, supo que algo había cambiado radicalmente en su vida. En realidad no sintió nada de lo que dicen: ni un escalofrío recorriéndole la médula, ni cosquillas por dentro del ombligo, ni el tiempo parándose a su alrededor. Simplemente tuvo la certeza de que era él, nada más.


Evitaba tocarla. Tenía miedo de que se acabara la magia si por fin su piel adquiría un tacto fuera de la imaginación, aunque en realidad sabía que el simple hecho de saber sus latidos le empujaría irremediablemente a un laberinto imposible. El mismo laberinto en el que se había metido la primera vez que la vio, y del que sabía que ni podía ni quería salir. El laberinto de reconocer que era ella, y que estaba allí, y que no podría deshacerse de su imagen jamás.



"¿Te acuerdas cuando nos besábamos por las esquinas, sin buscar motivos y sin poner excusas? Adoro que sigas rozándome el cuello con los labios cada vez que me descuido y que vuelvas a soplarme entre los dedos esta noche. Lo supe, lo tuve claro, te reconocí en aquellas manos extrañas, en aquella boca nerviosa, en aquellos gestos ajenos al mundo, a la vida y hasta a mi risa. Te hubiera encontrado, de todos modos. Tarde o temprano, te hubiera encontrado".



Aquellos días la había soñado como si fuera un imposible y, sin embargo, con la tranquilidad de quien sabe que está en lo cierto. Como una carretera sin señales y que a pesar de todo podría recorrerse mil veces llegando siempre a tiempo al destino. Después su pelo se convirtió en un mar de algas acariciando su espalda, y la sal nunca recuperó su sabor original, se quedó con su esencia irremediablemente.


Veía su cara en todas las canciones, como si todo el mundo conociera su historia de antemano, como si fuera lo único importante que decir. Así que cuando se quedaba sin palabras frente a él, recordaba una música y eso le ayudaba a recuperar el control. Aunque no del todo: no podía frenar el pulso ni disimular el color en las mejillas. Pero llegó un día en que tampoco eso le importó. Era una consecuencia casi agradable, de lo impredecible que era.



"Por eso dejó de importarme, y dejó de importarte a ti también. Me parecías imposible y sin embargo, tus besos llegaron al torcer una esquina, sin más. Y con ellos el laberinto de tu piel, los círculos concéntricos de tu ombligo y tu risa... ¡esa risa! Supe que algo había cambiado aquella noche. Y todo lo cambiaste tú".
Fotos: Mazarrón, agosto 2008
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Imposible



...de hacer caso al deseo imposible
de tener mi cuerpo en tu cielo
y los pies en la tierra...

Foto
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La luna de la Giralda


La luna, al descansar majestuosa aquella noche sobre la Giralda, sintió que le faltaba algo. Hacía tiempo que nadie lograba ver su cara: sin darse cuenta, había cerrado los ojos, profundos y negros como cráteres, y había dejado de sonreír. Abajo las procesiones continuaban al mismo ritmo que quinientos años atrás, aunque con más locura, y con más ruido, y con más gente.

La luna llevaba algunos siglos sin reírse, porque Sevilla se había vuelto más oscura con el tiempo: señoritos de cortijo sin caballos, sevillanas de academia, carros sin gitanas y un palco de honor para ver pasar a la Macarena. Entonces oyó el estruendo.

Estaban abajo, entre el gentío, pero como en otro mundo. Mitad humanas, mitad estrellas, las figuras corrían de arriba a abajo entre alborotos, dejando una estela a su paso.

La ciudad ardía en cirios. Pero la luz de sus siluetas se veía por encima de los pasos, más alta que los picos afilados de los capuchinos. La luna abrió más los oídos, porque no creía lo que ocurría allí abajo, entre la solemnidad. Las ruedas de un carro crujieron como si no se hubiera usado en años, y era verdad: los que se habían subido en él en los últimos tiempos no tenían nada que ver con la cola de risas que lo ocupaba ahora.

Luego empezaron a florecer azahares en el parque de María Luisa y la luz, como si fuera pleno día, dibujó siluetas en los azulejos de la Plaza de España. Sonaron palmas sobre el puente de Triana en el instante en que la luna comenzó a sentir que volvía a recuperar una parte de su cara.

Salió el duende. Y el color especial. Las siluetas de estrella se deslizaban de Santa Cruz a San Telmo como torbellinos inofensivos de agua mezclada con coral. Tal y como había esperado, la luna les vio colarse en la catedral por el patio de los naranjos y comprobó que la Giralda también sentía cosquillas cuando apoyaban sus pies en la rampa pulida a fuerza de pasos y de años.

Nunca llegó a saber si al final habían robado el tesoro, o habían estropeado un cuadro de Murillo, o simplemente se habían apoyado con demasiado ímpetu sobre alguna de las vitrinas de cristal blindado y sensor de movimientos ultraligero. Pero aquella noche que sonaron las alarmas de la catedral, la luna volvió a reírse sobre la Giralda.

Esta historia ya la había contado antes... ¡perdonad!
Foto: la luna de la Giralda, Sevilla, marzo 2008

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Verdades


"Dicen que cuando conoces al amor de tu vida el tiempo se para...
...y es verdad




Lo que no dicen
es que, cuando vuelve a ponerse
en marcha, se mueve aún
más rápidamente
para recuperar lo perdido..."

¡¡y eso sí que es verdad!! XDD
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El puto espacio diáfano


Pues sí, el día ha llegado, y aquí estoy yo, haciendo como que trabajo y en realidad dedicándome al blog desde el puto espacio diáfano, nuestra nueva sede, en mi segundo día en ella.

Dejando al margen que el puto espacio diáfano está en el culo del mundo (más exactamente en el culo del mundo que se llama Ciudad del Cine), ayer me planté allí -después de una hora de transporte público, ¡qué maravilla!- a las 8:30, como una campeona, para encontrar un edificio monísimo, todo acristalado, así muy nuevo y muy fashion.

La cuestión es que yo esperaba encontrar dentro periodistas y encontré un número indeterminado de obreros. Y sí, amigos, lo que ocurre es que el puto espacio diáfano es tan diáfano, tan diáfano, que está vacío, porque aún está en obras.

En una esquina del espacio en cuestión hay una mesa con nuestros ordenadores -el mío estratégicamente colocado gracias al gran Carlos-, y poco más: una cocina sin nevera, ni microondas, ni sillas, ni cubiertos ni nada, unos estupendos baños sin puertas, varios despachos con las sillas y mesas envueltas en plástico y mogollón de electricistas pelando cables, de pintores pintando paredes y de señoras limpiando por todas partes.

Internet solo funciona a ratos y hasta ayer por la noche no se encendía la luz en nuestra zona. Todavía no se ha hablado de cómo va a terminar el tema de los horarios. Y a los jefes volver de vacaciones también les da depresión postvacacional. En fin.

Lo de que todas las paredes sean ventanales me encanta, hay mucha luz, parece más grande y más diáfano todavía. Solo que aún no funciona el aire acondicionado y por esas cristaleras entra un sol impresionante que hace que a partir de las once de la mañana el calor sea insoportable.

Así que sí, me quejo. No me gusta el puto espacio diáfano. He dicho.

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Caperucita


-Dime, Caperucita,
¿qué camino prefieres: el de las agujas o el de las alfileres?

-Iré por el camino de las alfileres...



Aquella vez, Caperucita decidió no escuchar al lobo. Ya se había aprovechado de su mirada callada demasiadas veces, no estaba dispuesta a que devorase a la abuelita una vez más. "Esta vez, yo iré por el atajo", pensó, y eso fue lo que le dijo.

El lobo se quedó desconcertado, mirando como la niña le daba la espalda y se adentraba en el bosque por aquel sendero salpicado de piedras. A Caperucita le temblaban las piernas en cada paso, pero no bajó la mirada. Y se dio cuenta que, incluso desde tan lejos, con la cabeza bien alta, era capaz de distinguir la torre de la casa de la abuela.

"Esta vez yo..., esta vez yo...", se repetía por el camino. "Esta vez yo lo único que puedo perder es al lobo de vista". Caperucita sonrió y se sintió a salvo.


La foto, en Higuera, en diciembre de 2007
La frase la oí hace años en la peli Jin-Roh

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Descubrirte


Descubrirte cada vez que mis manos acarician tu cuello, cada vez que mis pestañas se pasean por tu espalda. Descubrirte en un mundo de ficciones inventadas que se vuelve real en tus lunares. Descubrirte entre las caras de mi mundo, y reencontrarte.

Reencontrarte una mañana, nada más abrir los ojos, envuelto con tu mar y con tu arena y con mi risa. Reencontrarte por casualidad entre los pliegues del colchón, acurrucado en mi regazo. Reencontrarte en las líneas de mi mano, y dibujarte.

Dibujarte con palabras infinitas, más largas que el primer beso, más ciertas que un sueño, más precisas que tus dedos cuando trepan por mis piernas. Dibujarte a golpes de saliva congelada en nuestro ombligo. Dibujarte como si no hubieras existido, y descubrirte.

foto

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El accidente de Barajas y el dolor


¿Hasta qué punto es ético y lícito mostrar en prensa, radio, televisión e internet los testimonios desesperados de aquellos que han perdido a sus seres más queridos? El accidente de avión que este miércoles se cobró la vida de 153 personas y dejó heridas a otras 19 ha generado un aluvión de informaciones referentes al dolor de las víctimas: testimonios, imágenes de rostros desencajados por el dolor, un acoso imparable a quienes han sufrido la tragedia más de cerca.

El escritor Luis Sepúlveda se preguntaba hoy en un artículo en el diario Público "de qué sirve" desde un "punto de vista informativo" utilizar a los afectados y las imágenes de su dolor para explicar la tragedia. En su opinión "algo hay que revisar en la manera de hacer periodismo", porque "no vale todo para mantener la cuota de pantalla, y menos aún cuando cientos de personas pierden a seres amados y sólo les queda el puro dolor".

Estoy de acuerdo. Ayer la redacción se convirtió en un constante ir y venir de lágrimas, de gritos de dolor, de historias que dañan lo más profundo del alma con solo escucharlas. Y no solo la redacción: los periódicos que circulan por el metro, la radio que tenía puesta Julio cuando atravesé el portal, la tele a la hora de la comida, de la merienda, de la cena, del desayuno de hoy.

No puedo con tanto dolor. Estoy saturada. Y lo que más miedo me da es que, de tanto oír llantos, al final los llantos dejan de dolerte. Si me pasa a mí, supongo que también le pasa al resto. Por lo mismo que no nos morimos de la pena cuando sale el último recuento de los muertos de Irak, ni cuando vemos los tanques arrasando Georgia, o a los niños africanos hinchados de hambre, y tantas tragedias más...

Viene a decir Luis Sepúlveda que los medios mandan a sus becarios a preguntar directamente a quienes vean sufrir quién se les ha muerto en el avión. No me gusta la referencia a los becarios, suelen ser tan profesionales como los mejores periodistas. Pero ayer acabé gritando a Leo que no me puedo creer que se meta un micro a alguien que llora desesperado para preguntarle "¿qué te falta?". Me indigno. Me siento cómplice, porque también soy periodista. Y me avergüenzo.

A veces no sé si soy mala periodista porque me parece lamentable el trato que se da a quien sufre y porque sería incapaz de preguntarle a una viuda qué siente al perder a su marido, o a una madre qué siente al perder a su hijo, o a un hijo qué siente al perder a su padre. "¿De qué sirve?". Me quedo con la pregunta de Luis Sepúlveda.

Estoy un poco harta del periodismo del "todo vale". Soy una fiel defensora del derecho a la información, lo considero un derecho fundamental, trabajo por ese derecho a diario. Pero algunas cosas, como sacar por activa y por pasiva el sufrimiento de estas personas, deberían anteponerse al derecho a la información. Sobre todo porque el uso de ese dolor no informa absolutamente de nada... Vamos, creo yo.

(Perdonad la chapa, pero llevo dos días y medio en los que mi vida se ha reducido a hablar y escuchar sobre el accidente. A veces pienso que cuando soñé con el periodismo no soñé con esto, no sé…

Lo mismo, pero más informativo, más corto y menos indignado, lo he publicado en El Plural. Por si todavía os quedan ganas… De todas formas, me gusta más esta versión 2.0 =)

La foto, de la edición en papel de Público

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Medallas olímpicas


Tengo que hablar de los Juegos Olímpicos, estoy enganchada.

Y yo nunca he sido muy deportista, ni de ver ni de practicar, pero llevo unos días que me trago todo: el baloncesto, el voley, el tenis, el ciclismo, el atletismo, la gimnasia... y, por supuesto, la natación sincronizada =D

Ya he hablado unas cuantas veces por aquí de Mengual y Fuentes, me fascina ese deporte, me parece imposible. Llevo tres días haciendo aunténticos ejercicios de escaqueo vil para ver las pruebas de dúo, que han sido a las 9, y hoy que era la final casi me lo pierdo por culpa del curro!!! XDD

Menos mal que he llegado a tiempo. Porque ha sido ESPECTACULAR. Y, bueno, al final, medalla de plata. Como sus trajes, como el agua de la piscina, como las colas de las sierenas... Yo no soy tan experta como para saber si la puntuación técnica era la adecuada y esas cosas, pero a mí me ha gustado mucho más que el ejercicio de las rusas!!

Bueno, yo no me creo lo de que una imagen vale más que mil palabras, pero en este caso, un vídeo vale más que mis explicaciones cutres. Así que, ved sin falta su ejercicio pinchando aquí!!

También os recomiendo leer la crónica de TVE, la redactora es muuuuucho más experta que yo! XDD
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Volver


Ayer, cuando me metí en la cama para disfrutar -durmiendo- de mi última noche de vacaciones, me dio por pensar que los sitios buenos deberían ser para volver siempre a ellos, y luego se me ocurrió que en realidad siempre se vuelve a los sitios, a veces aunque no hayan sido buenos o aunque no se quiera volver.

Supongo que ni una cosa ni otra son del todo ciertas, pero era casi la una, hoy tenía que levantarme a las siete y media y llevo un mes desconectada de la vida real. La depresión postvacacional era inminente. Y no tenía sueño. Y es más difícil dormir con un olor que con un cuerpo.

Al lío. Que seguí pensando en lo de volver a los sitios a los que te apetecería volver (al sofá el domingo por la mañana, a la casa nueva a la hora del aperitivo, a Mazarrón, a Higuera... sí, creo que va en ese orden) y a los que no te apetece ni lo más mínimo volver a pisar (esta redacción, también por ese orden). Y lo que saqué en claro es que, antes o después, voy a volver a todos.

Para los que me apetecen falta un poco más, a la redacción he vuelto esta mañana. Tampoco estoy tan deprimida ni tan postvacacional, para qué vamos a engañarnos. Un poco perezosa y deseando que llegue el finde. Pero eso es así en cualquier momento del año.

El caso es que he vuelto. Eso sí, pensando que todavía me quedan cuatro días de vacaciones, ya buscaré en qué y en dónde invertirlos.

Además he vuelto cargadita de recuerdos... seguro que dejo caer algo por aquí, aunque no tengo todavía muy claro cómo. Al final, lo mejor es irlo contando poco a poco y en persona, no sé, puede que deje alguna fotillo, pero la cámara está ahora en Higuera, así que no puedo hacer todavía ninguna selección...

Perdonad por la espera. ¡Bienvenidos de nuevo! =)

foto (trucada por Sarg! ;) )

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¡¡A descansar!!


¡¡Por fin vacaciones!!

Y aunque mirar a través de este ojo no lo consideraré jamás trabajo, no creo que vaya a tener la posibilidad (ni, para que engañarnos, las ganas) de actualizar durante un tiempo.

No tengo que volver a la redacción hasta el 18 de agosto, y voy a intentar estar lo más lejos posible del ordenador y de Madrid todo ese tiempo.
De momento tengo billetes a los Pirineos de Huesca, a Mazarrón, a Higuera y a Huelva. Y algunos de ellos, sin vuelta cerrada!! XDD

Montaña y playita a partes iguales. Muchas, muchas ganas. Sobre todo, muy buena compañía! :D

Y una casa que adecentar!! Y muchos viajes a Ikea por hacer! Y, bueno, muchos, muchos días lejos de una pantalla y cerca del sol (mucho más sano para mis ojos -reales y virtuales! XDD-, para mi piel y en general, para mi vida).

Así que, os dejo un mesecito, más o menos! A la vuelta más fotillos, más historias, más música, más cuentos... y todo eso!! XDD

Sed buenos, DISFRUTAD del veranito y cuidadme el blog! ;)
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¿Y tú qué dices, corazón?


Y no me digas nada
si me monto en un velero
y en vez de a vela
que vaya a besos,
y que no ande
si no te quiero...





¡¡Grande, Chaouen!!
Ayer, más grande que nunca =)
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Muchos plurales y un singular



Nosotros, con nuestros ojos que te miran, con nuestras islas con tesoros. Tus manos enredándose en mis labios, nuestras lenguas, nuestros besos, nuestros pies llenos de caricias, de abrazos, de tu cuerpo con mi cuerpo, y tus lunares, esos puntos suspensivos de tu cara. Sonrisas, carcajadas, risas, pero siempre desde el plural más profundo, con cientos de eses al final: de eses envueltas en granos de arena, en mares de noche, en estrellas únicas, en mañanas sin madrugar. Perdiendo la cuenta de las cuentas, la de las paradas de metro, y de los búhos, la de las maletas y los trenes, la de los segundos viajeros. Nuestros sueños -eres un sueño-, nuestros azúcares -aunque esta palabra sea mejor en singular y en los labios-. Rodeados de recuerdos, de presentes, de pasados. Sobre todo rodeados de futuros, tantos como quieras, tantos como días, tantos como noches de nosotros seas capaz de imaginar. Tantos plurales de segundos, de minutos, de horas, de días, de meses. Tantos plurales que me abruman, que se vuelven infinitos, grandes, inabarcables, imborrables. Tantos plurales brillantes y suaves como nubes. Tantos plurales y, precisamente hoy, sólo existe este año, en singular.
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Palabras


Tardes, noches, cuenta atrás. Cambios. Cambios. En silencio. Sueño y cansancio y dormir. Calor, tu calor. Risas, tu risa. Llaves. Ropa. Sombra y sol. Gritos, gritos fuertes, gritos muy fuertes, extrafuertes, fortísimos. Cachos, cachitos, fragmentos. Momentos. Tu voz, siempre tu voz, tu voz de caramelo a destiempo y a deslugar. En blanco. Y en blanco y negro, y en gris. Tren sin raíles, ave que no vuela, metrobús. Picor de ojos, cereales, colacao. Todo bueno, y sin embargo. Todo aquí y todo allí. Todo y nada, y todo y todo. Espiral. ¿Locura? Deja que la locura sea cultura, que el dolor se muera de placer. Paranoia, desidia, desvarío y otras palabras largas biensonantes. Palabras. Sólo palabras.

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Su calor


Por el día hoy me siento acorralado,
......por la noche en sus brazos se me olvida ...

Y su calor es como el sol
en una cama fría................
en una noche de un invierno.........

Y su calor es como el sol
...........poco a poco
....................voy poniéndome moreno...


Y su calor es como el sol
no te acerques tanto ................
que me quemas...................................

.................................




[No os pasa a veces que una canción se repite y se repite en tu cabeza?? XDDD]
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Veo el ojo que me mira, no sé qué esperáis de mí. Yo que muero cada día que tú te olvidas de mí... Soy un pez en una jaula, lo que quiero y lo que no, soy todo lo que me pasa... Tú me ves, yo no... (Fito&Fitipaldis)

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