Evitaba tocarla. Tenía miedo de que se acabara la magia si por fin su piel adquiría un tacto fuera de la imaginación, aunque en realidad sabía que el simple hecho de saber sus latidos le empujaría irremediablemente a un laberinto imposible. El mismo laberinto en el que se había metido la primera vez que la vio, y del que sabía que ni podía ni quería salir. El laberinto de reconocer que era ella, y que estaba allí, y que no podría deshacerse de su imagen jamás.
"¿Te acuerdas cuando nos besábamos por las esquinas, sin buscar motivos y sin poner excusas? Adoro que sigas rozándome el cuello con los labios cada vez que me descuido y que vuelvas a soplarme entre los dedos esta noche. Lo supe, lo tuve claro, te reconocí en aquellas manos extrañas, en aquella boca nerviosa, en aquellos gestos ajenos al mundo, a la vida y hasta a mi risa. Te hubiera encontrado, de todos modos. Tarde o temprano, te hubiera encontrado".
Aquellos días la había soñado como si fuera un imposible y, sin embargo, con la tranquilidad de quien sabe que está en lo cierto. Como una carretera sin señales y que a pesar de todo podría recorrerse mil veces llegando siempre a tiempo al destino. Después su pelo se convirtió en un mar de algas acariciando su espalda, y la sal nunca recuperó su sabor original, se quedó con su esencia irremediablemente.
Veía su cara en todas las canciones, como si todo el mundo conociera su historia de antemano, como si fuera lo único importante que decir. Así que cuando se quedaba sin palabras frente a él, recordaba una música y eso le ayudaba a recuperar el control. Aunque no del todo: no podía frenar el pulso ni disimular el color en las mejillas. Pero llegó un día en que tampoco eso le importó. Era una consecuencia casi agradable, de lo impredecible que era.
"Por eso dejó de importarme, y dejó de importarte a ti también. Me parecías imposible y sin embargo, tus besos llegaron al torcer una esquina, sin más. Y con ellos el laberinto de tu piel, los círculos concéntricos de tu ombligo y tu risa... ¡esa risa! Supe que algo había cambiado aquella noche. Y todo lo cambiaste tú".
Fotos: Mazarrón, agosto 2008
Ostras ¿Estuviste en Mazarrón este verano? Allí veraneamos mi chico y yo hace dos años. La primera vez que nos ibamos juntos y solos, por cierto.
El texto es una pasada de bonito. Me ha encantado. Real comola vida misma...
Un abrazo.
Me cuesta entender a la gente que le tiene miedo a los cambios, con lo increíbles que son algunos ^^
Algunos. La mayoría son una mierda. Es una simple cuestión de estadística: un cambio a peor es más simple, y por lo tanto más probable.
Perséfone, sip, estuve este verano y he estado unas cuantas veces más... La primera vez también juntos y solos, aunque hace un año! XDD
Me alegro que te haya gustado, gracias! =)
Saphy, supongo que por aquello de "más vale malo conocido..." XDDD Pero sí, realmente hay cambios que merecen la pena, y mucho!
Sarg, ole ese positivismo!! XDDD No estoy en absoluto de acuerdo, eh?? Ahora mismo se me ocurren en mi vida un montón de cambios ultimamente y todos han sido para bien. Hasta el (puto) espacio diáfano nos va a beneficiar. Hay que atreverse a cambiar, tu estadística no funciona ;)
Besos para los tres!!
Hombre Vir, alguien tiene que llevarse toda la mierda para que tú te lleves lo positivo, sino no hay equilibrio!
Recuerda que tú eres el clon bueno y yo el clon malo u_u
Escribe algo para la Luz Oscura ya ¬¬
:P
Es precioso Virginia =)
Me ha encantado el detalle de poner cachitos de fotos, pequeños pero con gran significado.
Sarg, no me convence lo del equilibrio... en fin, tú sabrás si te compensa ser el "clon malo" :P
Tana, muchas gracias! =)
Estoy convencida de que los cachitos pequeños son los que hacen grandes las historias ;)
Un beso!!