Todo permaneció en un silencio oscuro y pastoso, más pesado que el bloque de acero que abrían cada día, a la hora del recreo. Yo permanecí en silencio también. Nunca antes había estado tan inmóvil y sé que nunca podré volverlo a estar, pero aquella vez me salió bien. Conté en mi mente, pero sin emitir siquiera el ruido del pensamiento. Cuatro tres dos uno. E inspiré justo cuando las alarmas empezaron a sonar. Supe que entonces era mi momento, porque la salida estaba muy cerca, así que me arrastré y me arrastré y me arrastré.
No me costó nada arrancar la reja de salida: contaba con la ventaja de saber que, igual que la que había usado para escapar de mi celda, la que daba a la calle siempre había estado suelta. Al caer en la acera hizo el mismo ruido, el mismo, exacto. Entonces fui yo quien caí. Caí al suelo mientras caía en la cuenta de que no coloqué bien la reja de la enfermería al escapar. Así que no paré de correr en todo el día, por si seguían buscándome. Aunque, ¿por qué iban a hacerlo? Después de todo, yo no soy reclusa. Hubiera sido más fácil presentar simplemente mi dimisión como psicóloga funcionaria de prisiones. Pero, ¿dónde habría quedado la emoción de la huida?
Desde El CuentaCuentos
¡Qué buen cierre! Esperaba que ella fuera una psicópata o que fuera una presidiaria, pero alguien que quisier huir de su trabajo. ¡Genial! Yo si pudiera haría lo mismo en algunos momentos.
Qué miedo :s he empezado este año psicología por seguir haciendo cosas y en el caso de terminarla (buf, qué larga y qué cosas más cansinas tiene) mi idea ha sido acabar en alguna prisión. Ahora, ya no sé si por lo mal que me quede xDDD o por ayudar a los demás. Mmmm... sí, lo segundo.
Después de la experiencia personal que no viene al cuento pero que estás leyendo... Gran cuento, me ha sorprendido el final, esperaba de todo menos que fuera lo que has dicho.
Sólo puedo decir una cosa. ¡No te jode!
me ha encantado. un final muy sorprendente.
saludos!
Sechat, jaja, lo iba a ser al principio... pero ya hay demasiados presos que se escapan... ¡y demasiados presos de los otros! Huir siempre es difícil, jeje
Ártico, miedo no!! Mucho ánimo para ese futuro... no creo que todos los que trabajan en una cárcel sean como el prota, es más, debe ser un trabajo gratificante, seguro ;)
David, pues eso, ¡no te jode! XDDD
Paula, muchas gracias!!
Gracias a todos por pasaros! Un beso!!
La adrenalina de emoción,el riesgo de la incertidumbre,y sobre todo la presión acumulada,todo ello conviviendo en ese momento en que decide dar el paso de evadirse.
Deámbulo por ese mundo de juzgados y prisiones (no como preso sino por el curro :) ) y tu relato refleja un pensamiento mas cercano a la realidad que a la ficción.
Fantástico relato.Enhorabuena!
Carlos, jejeje, espero que si tienes que escaparte no suenen las alarmas!!
Muchas gracias!!=)