Descalzos, como cuando jugaban en la playa a construir castillos de arena para princesas inventadas, se habían adentrado en un oasis en medio del mundo, y probablemente estaban condenados a no volver. Condenados a dormir sobre la arena, bajo un manto de estrellas, arropados por las olas, oliendo para siempre a sal.
Adoraba ver su cara dorada, un reflejo del brillo del sol en la noche, así, calmada, reposada, en su regazo. Le parecía un personaje de cuento, y la cuidaba como si estuviera a punto de desvanecerse, de convertirse en un sueño. Y ella se lo agradecía con su risa, que era como un trago de agua fresca en un mediodía de agosto.
Tenía los pies pequeños y bronceados medio enterrados en la arena, y él prefería mirar sus pies a mirar el horizonte negro, como el agua del mar por las noches. La brisa les hacía estremecerse al unísono y sus cuerpos erizados eran la única evidencia de que su imagen proyectada sobre el fondo del universo era real.
Él bostezó y ella resbaló de entre sus brazos, se acomodó junto a sus piernas y dejó que la siguiera mirando así, de perfil, hasta más allá de la noche. Con la sonrisa en el alma y sus dedos temblorosos, comenzó a escribirle versos en la arena:
Toda la noche he dormido contigo
junto al mar, en la isla.
Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,
entre el fuego y el agua.
Tal vez muy tarde
nuestros sueños se unieron
en lo alto o en el fondo,
arriba como ramas que un mismo viento mueve,
abajo como rojas raíces que se tocan.
Tal vez tu sueño
se separó del mío
y por el mar oscuro
me buscaba como antes,
cuando aún no existías,
cuando sin divisarse navegué por tu lado,
y tus ojos buscaban lo que ahora
-pan, vino, amor y cólera-
te doy a manos llenas
porque tú eres la copa
que esperaba los dones de mi vida.
He dormido contigo
toda la noche mientras
la oscura tierra gira
con vivos y con muertos,
y al despertar de pronto
en medio de la sombra
mi brazo rodeaba tu cintura.
Ni la noche, ni el sueño
pudieron separarnos.
He dormido contigo
y al despertar tu boca
salida de tu sueño
me dio el sabor de tierra,
de agua marina, de algas,
del fondo de tu vida,
y recibí tu beso
mojado por la aurora
como si me llegara
del mar que nos rodea.
(Sobra decir que yo no hago poesía, y mucho menos como esta -¡ya quisiera!-. La que he escogido para ponerla en la arena es "La noche en la isla" y la escribió Pablo Neruda en Los versos del capitán)
Jo nena,como dijiste ayer, este también es un cuento precioso...Me encantan tus cuentos Vir; ¡¡a ver si un día llego a escribir la mitad de bien que tú!! Besucos
Cuando lo he leido esta mañana, he tenido al momento claro 2 cosillas...
La primera, que es el cuento más bonito de todos los que te he leido. Y el listón estaba muy alto!! xDD. Pero "Versos en la arena", me ha encantado!!, que cosa más bonita!!.
Y la segunda, que antes de acostarme me pasaría por aquí, para volverlo a leer xDD.
Jo, chicos, muchas gracias por vuestros comentarios... Me alegro de que el cuentecillo os haya gustado tanto, porque además lo escribí... no sé... ¿con cariño? Y esa poesía significa bastantes cosas importantes para mí.. el prinicipio, "toda la noche he dormido contigo, junto al mar, en la isla"... Son unos de mis versos favoritos. Así que... ¡gracias por leerme!
Vaya!!! Después de leer algo así sobran las palabras. Dan ganas de entrar en el cuento como un observador que sólo quiere contemplar el sueño vívido de la ficción. Gracias por escribir Vir!!
o_O de verdad que no sabía que os iba a gustar tanto... ¡¡A ti por leerme!!
Faltan menos de dos horas, y mi corazón palpita con la fuerza y la velocidad del miedo, el miedo a perderte.
Tu por quien yo bebo la vida de tus ojos, por quien sueño los miles de besos que te he dado.
Tu por quien yo daría todo aquello que soy, tu que todavía me dices que me amas, quieres dejarme.
Dices que ya no sientes lo mismo, que no sale de ti, dices que no quieres y que quieres, que estás echa un lío y que no sabes que hacer...
Mi corazón te llama, mi voz te sigue, mis labios recuerdan el olor de tu piel en la mañana y en la noche. No quiero resignarme. Y faltan menos de dos horas.
Un extraño escalofrio me recorre de los pies a la cabeza porque pienso en que quizás no quieras volver a verme. Y yo no quiero pensar que sería de mi si no puedo volver a verte...
Ojalá se arregle todo, ojalá tu corazón no se haya marchado para siempre. Ojala no me encuentres mañana llorando en la tarde lágrimas de muerte.
Y faltan menos de dos horas.
He visto que alguien llegó a mi Blog buscando "Versos en la arena" y repitiendo su búsqueda he encontrado tu post.
Me encanta tu manera de describir lugares y sensaciones, me daré una vuelta, seguro que encuentro más historias de ensueño.