Descoordinados, bebieron cada uno de un extremo del vaso, con un miedo que era casi agradable, por las cosquillas de fuego en el estómago. El tiempo corría impasible, dispuesto a escapar cuanto antes de la burbuja que habían formado entre los dos. Intentaba hablar alto, no fuera que los latidos de su corazón fuesen tan fuertes que ella pudiera oírlos o, peor aún, que viese el movimiento de cada golpe en su pecho. Pero ella no miraba su pecho, ni sus brazos, ni sus manos, ni sus ojos triangulares, ni sus rizos, ni la frente despejada, ni los hoyuelos que se le formaban a los lados de los labios... o tal vez lo miraba todo, lo miraba entero, a fin de que él sólo viese sus ojos, porque el resto le temblaba, tiritaba por dentro a pesar del calor.
Descoordinados, porque él no se habría apartado cuando a ella le apeteció acercarse y no lo hizo, porque ella habría sonreído cuando a él le apeteció tocarla y se contuvo. Y así, no lo hizo y se contuvo durante horas, esperando, por si acaso, por las luces, por el calor... ¿por qué no? porque lo estaban pasando de todas formas bien. A veces bailaban. La música cubría en cierto modo de nuevo la fuerza de sus latidos y, como una especie de droga, les hacía desinhibirse y reír.
Descoordinados, él miraba sus ojos y ella miraba su boca, el pasaba a su pecho y ella se quedaba en sus manos, él bajaba hasta sus rodillas y ella observaba sus hombros redondos al contraluz. Hablaron de todo y de nada, hasta que el tiempo se consumió. Salieron descoordinados y marcharon. Sólo se pusieron de acuerdo para mirar atrás, girar sobre sus tobillos y quedarse uno frente al otro, cerca de nuevo, hasta no tener más remedio que decirse adiós. Y descoordinados volvieron a sus casas, ella con las ganas de sus besos, él con las ganas de besarla; él con las ganas de sus caricias, ella con las ganas de acariciarle... y descoordinados. Como nunca. Como siempre.
Leo tus cuentos y me gustan todos, algunos más y otros menos, no opino siempre, pues porque no soy un buen crítico y prefiero disfrutar de tu lectura, pero..
Vir, pareces como un alma libre, como pajarito volando que bate sus alas por la eternidad del cielo, dejandose llevar por la brisa y las corrientes hasta donde la suerte o el destino le lleven y contando cada día algo diferente; realmente esa forma de ser me encanta.
Y si escribieras una historia?, que hicieras capítulos o continuaciones, algo que nos atrapara a aquellos lectores que te valoran de forma que pudieramos sentir la intriga y curiosidad de saber más sobre algun tema en particular.
Que creeis los demás?, que crees tu Vir?
Los demás (o yo que soy un poco pesada) le llevamos algo parecido una temporadita ;-).
Presentalos a algún concurso de relatos cortos!!!!!!!!!
Yo te los busco, se pasó uno que había en la complu, pero hay muchos, muchos.
Un beso, me voy al curro (¡ay!)
Sí, yo también le he dicho que podía publicar un libro de cuentos...a mí me gustan casi todos (el de mala también, aunque no comentase nada...) Quizá es porque me gustan muchos los cuentos, pero es que tú, Vir, escribes de una manera muy especial, que me llega muchísimo; quizá es porque cuentas cosas muy bellas con palabras súper sencillas,porque eres tú misma...En cuanto a lo que ha dicho H me parece una buena propuesta,así que si te animas aquí estaremos con muchas ganas de leerte...Y de verdad, piénsate lo de presentarte a concursos porque aunque tú digas que no son tan buenos, a unos cuantos sí que nos los parecen.Un puñao de besucos!!
Jolín, de verdad, muchas gracias, vuestros comentarios me han hecho tanta ilusión que no sé ni qué deciros. Ni os imaginais lo importante que es y lo que significa que os guste tanto lo que escribo, y que me apoyéis así, de verdad, es algo nuevo para mí... no sé ni cómo daros las gracias. Bueno, yo no pienso que lo que escribo sea de concurso, os lo digo totalmente en serio. Para un concurso hay que escribir algo elaborado, y muy bueno, y yo solo escribo por el placer de escribir. Yo no creo historias, de repente veo una imagen, o escucho algo, o recuerdo algo, y de ahí surge un cuentecillo, pero nada más. Os aseguro que lo que hago no está tan elaborado, si os ponéis, seguro que le sacais fallos también (que también estaría bien que me dijeseis lo que no os gusta, que eso es construcitvo, jeje). Escribir bajo la presión de un concurso no está hecho para mí, un concurso tiene unas reglas, y para mí escribir cuentos es algo un poco anárquico, un poco también como una terapia o algo, supongo... por eso quizás ni me he planteado los concursos. Además, yo ya gano escribiendo... gano pasar el rato, llenar el blog, plasmar lo que me pasa por la cabeza... gano sobre todo vuestros comentarios, que para mí son ya el premio del concurso (dios!! suena super cursi!! Pero es que es así...). Lo de una historia con capítulos y eso son ya palabras mayores. Yo soy muy inconstante... y muy cambiante, y no tengo paciencia (ni imaginación, os lo aseguro) para hacer algo más largo de un par de folios. Diría que escribo de forma "urgente": de repente está algo ahí, dando vueltas en mi cabeza, y tengo que soltarlo... pero suelo escribir del tirón. Me explico: si hoy empiezo un cuento, probablemente lo acabe también hoy, o lo deje a medias para siempre. Así que, lo siento, pero creo que no vereis una novela mía ni nada parecido. De todas formas, muchas gracias por vuestros ánimos. De verdad que no sé ni que decir. Así que, gracias. Simplemente. GRACIAS
Vir ¿debería/s? creer más en tu valía como escritora. No hay que ganar premios para sentirse bien, ni siquiera presentarse a los concursos. ¿Cuántos no premiados reunen talento como para sí haberlo sido?. El regalo que nos hace ella, que nos haces tu, Vir, es que abres una ventanita para que veamos parte de lo que eres como persona. Y eso si que es un regalo, ¿verdad?