No tenía pensado hacer este post, pero la crónica que ha hecho Sarg sobre el pedazo concierto de Fito me ha animado. Además, si lo pienso, tengo muy pocas ganas de terminar el año trabajando y el finde de fin de año ha sido demasiado bueno como para no dejar algo por aquí escrito. No sé cómo entraré en 2008, pero dudo que pueda ser tan bien como estoy saliendo de 2007 =)



los ornamentos, una flor, o unas hojas de parra, o una cabeza (imposible saber si es de ángel o de demonio o de dios o de dragón) con la boca abierta y los ojos fijos en el horizonte. Otros, se vuelven ese horizonte, lejanos y ajenos a todo, como si hubieran conseguido escapar del mundo conocido para dar un paso más, para llegar más lejos, para estar por encima del resto del mundo. Los hay que se transforman en una vidriera vista desde fuera, insertada en piedra y metal. Y abren los ojos como si pudiesen abarcar siquiera una mínima parte de lo que el Duomo es en realidad. Y hay quien se vuelve baldosa, insignificante y pequeña ante tanta belleza y ante tanta inmensidad. 





















Que Fito es grande no es ninguna novedad. Ya lo era con Platero y Tú, el que para mí sigue siendo el mejor grupo con diferencia, y lo es ahora con los Fitipaldis. Por eso, y porque ha vendido un montón enorme de discos, ayer le premiaron con un Disco de Diamante.













