Cuatro pies se deslizan deprisa por la tarima de madera, como si volasen, como sin esfuerzo. Cuatro pies al unísono, como otra nota de la melodía, encajando cada paso con un golpe, aferrados al ritmo y girando una vez más. Cuatro pies con tacones que se olvidan del dolor, que se convierten en música, que dejan el mundo fuera del escenario, y lo convierten en público mientras pisan el pasado, mientras se pierden en un bucle del presente. Cuatro pies que se unen a unos cuerpos convertidos en partitura, aferrados uno al otro, fundidos mano a mano en su vaivén. Cuatro pies que son ahora cuatro negras en la misma línea del pentagrama, cuatro pies que se separan y se juntan afinando cada acorde. Cuatro pies que son parte de la música, hasta que la música se convierta en silencio, y los pies vuelvan a ser parte de un humano más.
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...tus pies bailan un tango
con mi pasado...
con mi pasado...
{Sabina}
ke no...ke no m engañas... xD
ni lo pretendo....
¡¡Yo no te engañaría jamás!! :P :P
"y los pies vuelvan a ser parte de un humano más". Muy bueno :)
Virgina, este texto tiene un tiempo y entonces no conocía tu blog, me parece magnífica la descripción del baile. Muy, muy bueno.
Sí que tiene un tiempo, Elisa, no sé cómo has llegado hasta él, jeje. Gracias de todos modos, me gusta mucho el baile... lástima que mis pies no sean tan hábiles como estos cuatro!
Beira, siento no haber visto antes tu comentario!! Muchas gracias por pasarte por aquí, espero seguir viéndote por mi ojo
Besos a las dos!