Pero, tranquilo, Saturno no es Darfur. No es como esto. No hay campos de refugiados, ni platos vacíos, ni cooperantes quemados por el sol que se marchan cuando empiezan a cubrirse de polvo. Seguro que, cuando lleguemos a Saturno, recuperas la voz. Me gustabas más cuando hablabas. Pero a veces yo también preferiría haberme quedado mudo al llegar aquí, como tú... Pero en Saturno todo será diferente, ya verás. Pásame esas arandelas, no tenemos tiempo que perder.Foto







