Orange Green Pink

El ojo que te mira

Condena


La condena fue clara: culpable. No era de extrañar, después de la prisión provisional sin fianza, de los intentos fallidos de pedir la libertad sin cargos, de las pruebas concluyentes. No hacía falta ser abogado, ni juez, ni parte para saber que era delito. Que su risa era delito. Que su mirada era delito. Que su boca y sus brazos y su cuello eran delito.

La sentencia no dejaba lugar a dudas: el lugar del crimen, la reiteración, y la premeditación y la alevosía, todo estaba debidamente probado y contrastado por testigos oculares. Se habían conocido un lunes. Se habían citado un jueves. Se enamoraron un viernes y se acariciaron un sábado. A la vista de todos se produjo el beso, un martes. Había pruebas tangibles de que hicieron el amor -volvía a ser viernes-. Y se escaparon del mundo el domingo. El miércoles era el único día libre de cargos, y ni siquiera: la factura del teléfono así lo demostraba.

Y fue sentencia firme. No cabían recursos ni alegaciones. Nada de protesto señoría. Ni siquiera el amparo del Tribunal Constitucional. Ni autos de La Haya. Ni un hueco en Estrasburgo. Es más, la pena, debido a la gravedad de los hechos, a la conmoción que causaron, a la alarma social y la polémica política, se cumpliría íntegra. Sin condiciones. Con agravantes. Cadena perpetua hasta más allá de la eternidad.

Y así constó en acta. Corroborado, con doble copia, firmado y por escrito.

...tu mirada es la condena
donde cumplo mi libertad...
[Chaouen]
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12 miradas | Lo ha visto Virginia Vadillo

Etiquetas: Cuentos edit post

12 miradas

  1. ALtraste on 20 de junio de 2008, 17:02

    Qué buen relato, me ha gustado mucho,

    besos y cosas,

    AL.

     
  2. Anónimo on 21 de junio de 2008, 14:59

    A fin de cuentas, a lo mejor es verdad eso de que estar en prisión no es tan malo :)

    ¡Bonito cuento! :D

     
  3. Anónimo on 21 de junio de 2008, 19:42

    No sé si es verdad lo que voy a decir... porque ni me he parado a pensarlo y ni siquiera quiero hacerlo...

    Es el cuento más bonito que he leido hasta ahora.

     
  4. Sarg Bjornson on 22 de junio de 2008, 2:15

    Pronto en Luz Oscura si vuelven las musas de Sarg...

     
  5. María on 22 de junio de 2008, 12:20

    Me encanta, Vir.

    :-).

     
  6. Anónimo on 23 de junio de 2008, 0:57

    Caminaba con mis pies desnudos sobre la arena de la playa de Malvarosa, pensando en aquella única vez que te había visto, preguntándome si tendría una segunda oportunidad.

    Aquel día, las olas azotaban el acantilado, y la lluvia, que acababa de hacer su aparición, repiqueteaba sobre las dunas, golpeando con fuerza las sombrillas de los sorprendidos bañistas, que, poco a poco, recogieron sus esteras y toallas, corriendo en dirección a los chiringuitos más cercanos. Las gotas de lluvia, muy finas al principio , se fueron convirtiendo en gruesos goterones que se transformaron rapidamente en bolas de granizo, lo que hizo que gran parte de las personas que contemplaban aquel espectáculo exclamaran un gemido de asombro tan repentino como prolongado. Un ohhhhh!!! recorrió la espina dorsal de centenares de gargantas, mientras yo mismo, que me había quedado quieto, recibía el impacto de decenas de pequeños meteoritos enviados por Eolo, o quien sabe si por un malvado Poseidón.

    Pero, a pesar de todo, fui consciente de que no me importaba, porque...no me hacían daño...

    A lo lejos vislumbré una figura, que, en aquel caos recién formado pedía ayuda mientras sus gritos eran ahogados por la furia de la ventisca y el infierno de las enormes olas que se cernían sobre su cabeza.

    De inmediato, me encontré a su lado, y sin pensarlo dos veces la rodeé con mis brazos protegiéndola, la cogí de la mano y juntos, regresamos a la seguridad de unas palmeras que nos sirvieron de cobijo.

    Mientras me frotaba los ojos, cegados momentánemente por la lluvia, la sal y la arena, una voz de alarma teñida de preocupación me hizo preguntar a la desconocida : ¿Te encuentras bien? Ella, todavía con el miedo metido en el cuerpo, giró su cuerpo al encuentro del mío, y entonces comprendí que eras tu quién me miraba a través de aquellos profundos ojos negros,llenos de vida.

     
  7. David Martín on 23 de junio de 2008, 11:27

    Oye, está chulo. Supongo que encontraste la inspiración en alguna croniquita jurídica o en algún pufo sobre EpC.

    Independientemente del origen de la inspiración, aplausos ;).

     
  8. Virginia Vadillo on 23 de junio de 2008, 14:15

    Altraste, gracias! Me alegro de verte de nuevo por aquí!

    Saphy, depende de con quien te toque compartir celda, no? Yo, según el compañero, firmaba ya mismo! ;)

    Shura, eres un exagerao! XDD
    Pero... gracias! :) (que hay que poner para que salgan aquí esas caritas rojas??)

    Sarg, que vuelvan ya!! que así no actualizamos nunca!! XDD

    Mery, me alegro! =)

    Anónimo, bonito relato! Me encantan las historias de reencuentros... y si además tienen playa (aunque sea playa con lluvia y con granizo) mejor que mejor! Gracias por pasarte por aquí!

    DavidMartín, sip, lo de estar rodeado de noticias... o te inspira o te acaba matando! XDD (inclinación hacia delante para tus aplausos!)

    Muchas gracias a todos por los coments!!
    Besos fuertes!

     
  9. Tana on 23 de junio de 2008, 23:16

    Una vez más te sales de las palabras ;)

     
  10. Virginia Vadillo on 25 de junio de 2008, 11:04

    ¡Qué elogio más bonito!
    ¡Muchas gracias, Tana!!

     
  11. Consol on 30 de junio de 2008, 18:22

    Cierto, aquí estás con tu precioso cuento. Me parece que me quedaré. Creo que vas a ser un buen refugio para mí.

     
  12. Virginia Vadillo on 2 de julio de 2008, 15:57

    ¡¡Gracias Siberia!!
    Puedes quedarte todo el tiempo que quieras... ;)

     


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Veo el ojo que me mira, no sé qué esperáis de mí. Yo que muero cada día que tú te olvidas de mí... Soy un pez en una jaula, lo que quiero y lo que no, soy todo lo que me pasa... Tú me ves, yo no... (Fito&Fitipaldis)

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