La de los días de lluvia es la más guapa, y hoy está cayendo un chaparrón de agárrate y no te menees. Por eso al viejo Abraham, que lleva un rato viendo como el agua se desliza a mares cristal abajo, le tiemblan de emoción las manos pensando en que abrirá la puerta, toda empapada, con el cabello revuelto, y le mojará la nariz cuando se acerque a darle un beso. Hace tiempo que no se acuerda de nada: ni de dónde está, ni de quién fue, ni siquiera de quién es ahora. Pero sí recuerda perfectamente aquel día de lluvia, cuando se conocieron. Cuando él la cubrió con su paraguas, y la invitó a un café, porque estaba tiritando. Cuando ella accedió sonrojada a tomarle la mano. Cuando le mojó la nariz al darle, por primera vez, un beso. El día de la boda también llovía. Y hubiera sido imposible olvidarse de aquella joven morena y mojada, tan guapa como siempre. No recibe muchas visitas, pero la de los días de lluvia es, sin duda, ella. Igual de joven, y de morena, y de mojada, y de guapa. Lo que no logra entender es por qué ahora ella le llama Abuelo.La de los días de lluvia es la más guapa, y hoy está cayendo un chaparrón de agárrate y no te menees. Por eso al viejo Abraham, que lleva un rato viendo como el agua se desliza a mares cristal abajo, le tiemblan de emoción las manos pensando en que abrirá la puerta, toda empapada, con el cabello revuelto, y le mojará la nariz cuando se acerque a darle un beso. Hace tiempo que no se acuerda de nada: ni de dónde está, ni de quién fue, ni siquiera de quién es ahora. Pero sí recuerda perfectamente aquel día de lluvia, cuando se conocieron. Cuando él la cubrió con su paraguas, y la invitó a un café, porque estaba tiritando. Cuando ella accedió sonrojada a tomarle la mano. Cuando le mojó la nariz al darle, por primera vez, un beso. El día de la boda también llovía. Y hubiera sido imposible olvidarse de aquella joven morena y mojada, tan guapa como siempre. No recibe muchas visitas, pero la de los días de lluvia es, sin duda, ella. Igual de joven, y de morena, y de mojada, y de guapa. Lo que no logra entender es por qué ahora ella le llama Abuelo.
Veo el ojo que me mira, no sé qué esperáis de mí. Yo que muero cada día que tú te olvidas de mí... Soy un pez en una jaula, lo que quiero y lo que no, soy todo lo que me pasa... Tú me ves, yo no... (Fito&Fitipaldis)
Los textos los escribe Virginia Vadillo, y están protegidos por los términos Atribución-No comercial-No derivadas de una Licencia Creative Commons.
Las fotos, en cambio, suelen estar sacadas de internet. Si alguna de las fotos te pertenece y quieres que la retire, no tienes más que decirlo!
Las fotos, en cambio, suelen estar sacadas de internet. Si alguna de las fotos te pertenece y quieres que la retire, no tienes más que decirlo!
me ha gustado, me parece que se recrean muy bien las sensaciones. creo que ganaría si no fueras tan explícita con lo que le pasa, tal vez incluso con el final ya baste.
Me gusta. Muy bien escrito y muy emotivo el relato, con un bonito final. Enhorabuena, Virginia. Me imagino que lo empezaste para el concurso de la Cadena Ser y te apeteció extenderte, lo bueno de los concursos es que nos empujan a escribir, nos sugieren caminos que explorar.
Un beso.
De los últimos relatos que te he leído éste es el que más me ha gustado, y mira que todos me han gustado. Con respecto a lo que dice Santamaría es cierto, al recortarlo del relato, el último fragmento "No recibe muchas visitas..." puede leerse como un micro de significado propio (eso es lo que se llama "un micro de lector"), pero yo, en este caso, prefiero quedarme embelesado con la prosa del relato íntegro.
Saludos.
Un relato muy tierno, con mucho sentimiento. La lluvia es muy cinematográfica, y no sé por qué, potencia las sensaciones, como si las regase.
Ya me sonaba, mientras iba leyendo, el fino golpe de las gotas de lluvia sobre la foto, pero también el comienzo de haberlo escuchado en la radio :) y no vas librarte de la colleja si no llegaste a presentarte al concurso (te lo dice quien no se ha presentao nunca :p) porque la idea, aunque aquí ya en versión mas extendida, era muy buena.
El tiempo visto a través de los días de lluvia, que parecen sucederse sin que este pase, como la emoción del primer día.
Un abrazo desde, por fin, los días del calor! :)
Aunque tenga que ver con el olvido pero... precioso y tierno final. Sigue así.
Besos
Santamaría, gracias por la recomendación, la tendré en cuenta. Me alegro de que, pese a ello, te haya gustado! :)
Besos!
Elisa, gracias, viniendo de alguien que escribe tan bien como tú, es un gran elogio. Efectivamente, lo empecé para el concurso de la SER, pero me salió más largo y, como me gustaba como había quedado, decidí no mandarlo :)
Un beso!
Gabriel, vaya, muchas gracias, me alegro! No se me había ocurrido dejarlo solo con el final, pero ya que lo decís los dos, lo he releído y tal vez tenéis razón, gracias por el matiz (no sabía eso del "micro del lector", siempre se aprende algo! XDD)
Un beso!
Manuespada, sí que potencia la lluvia, yo también lo creo. Gracias por el comentario :)
Besos!
Carlos, me temo que me llevo la colleja! Como le decía a Elisa, me salió demasiado largo y no me apetecía cortarlo (aunque parece, como sugieren por aquí arriba, que tal vez lo hubiera mejorado :) )
Un beso!
AdR, muchas gracias. Intentaré seguir (por el buen camino ;) )
Besos!!