Yo iba cargado de maletas y no había puesto un pie en Vallecas hasta entonces. Me mudaba a un piso que ni siquiera había ido a visitar, con la sola promesa de que era luminoso: en aquella época me obsesionaba la luz, y aquella promesa, que resultó ser bastante falsa, me bastó.
La suya fue la primera cara que vi en el barrio. Me paré a su lado para colocarme los bártulos y para pensar cómo iba a subir con todo mi equipaje el tramo de escaleras que se abría ante mí. Ella me miraba entre curiosa y divertida, descarada y sin disimulos, parecía tener ganas de saber cómo lo iba a resolver. No hizo un solo amago por ayudarme, pero no se había montado en el tren que yo acababa de abandonar y eso, en una ciudad en la que la gente mide su felicidad de manera inversamente proporcional a lo que tarda en llegar el metro, me hizo sentir simpatía por ella.
Después volví a verla cientos de veces más, siempre en el mismo banco del mismo andén, con sus kilómetros de piernas hechas un nudo la una sobre la otra, y fumando; fumando sin fumar, porque en el metro está prohibido, pero en mi recuerdo fumaba, y basta. Vestía impecable y a la moda. Usaba tacones. Se maquillaba como si no fuera maquillada. Y parecía siempre que acababa de salir de la peluquería, algo que era difícil porque -o al menos eso es lo que sospecho- apenas se movía de aquel andén de Nueva Numancia.
Fue el día que nos cruzamos en el parque cuando me enteré de su historia y de su nombre. Había pasado un invierno entero -¡y qué largo es el invierno de Madrid!- desde que la conocí, y llevaba un vestido cortísimo de lino que hacía que sus piernas diesen aún más vértigo. Ella estaba arriba, al final de una escalera, para mayor humillación mía, y me pareció que no era de este mundo, de tan grande como se la veía, como una diosa en su pedestal, con un cuerpo de línea recta imposible de conjugar con aquella melena ondulada a golpe de secador y laca y bigudíes.
Nunca antes me había dirigido la palabra, y desde entonces no nos hemos vuelto a ver, y ese es el problema que me lleva a contar su historia. Tenía una voz profunda que se correspondía con los cigarrillos que yo creía verla fumar. Pero ya lo he dicho, aquel día tampoco fumaba, porque en las manos llevaba algo, tal vez un bolso o una caja, soy incapaz de recordarlo, porque mis ojos se afanaban en recorrer entera la distancia de sus piernas, a más de 150 kilómetros por hora, y eso que había curvas peligrosas y todo.
Me dijo que se llamaba Eli, que se cambiaba de parada, pero que no me diría a cuál y que, si volvía a encontrarla, me pediría matrimonio, algo que no sé si fue una promesa o una amenaza. Porque, según dijo, si la encontraba, tendría que decirle que sí, no tenía sentido decir que no después de haberla encontrado. Me dijo que ya sabía que el matrimonio estaba anticuado, pero que le daba lo mismo. Me dijo que no creía en el amor, pero que le daba lo mismo. Me dijo que yo no era el primero al que le hacía aquella propuesta, pero que a mí eso tenía que darme lo mismo. Y me dijo que, si la encontraba, tendría que ser yo quien pagase su última operación, la del cambio de sexo, que era lo único que realmente le había importado en toda su vida.
Y yo, que siempre he sido tan macho, aquí estoy hoy -llevo ya recorridas ciento tres estaciones, y nada- como si me hubiese metido dentro de una película mala de Almodóvar con el final ya escrito. Os lo cuento por si alguno la habéis visto y podéis darme alguna pista. A mi madre le haría tanta ilusión llevarme hasta el altar, que no puedo perder una oportunidad como esta.
Original. Me ha gustado, me ha gustado mucho!
¡Jajaja! ¡Increible! ¡Que original!
Estoy con Sarg, me ha gustado mucho.
Original y super bien escrito!!. Demasiado bien escrito llegaría a decir!!. Muy bueno muy bueno!!. Y sip!, a Almodovar le pega xD, si lo lee te roba el guión!.
PD: que bien escrito jolin...
Muy bueno, Virginia. El ritmo no decae en ningún momento.
Saludos.
PD: Perdón, pero no puedo con mi genio, en el anteúltimo párrafo, en la siguiente oración: "Me dijo que yo no era el primero al que le hacía (la) aquella...", te sobra el "la". Por lo demás, impecable :)
Sarg, gracias :)
Paula, me alegro! Muchas gracias!!
Shura, tan exagerao como siempre! XDDD Por eso -entre otras miles de cosas- te quiero! :)
Gabriel, gracias! Y gracias por pillar la errata!! Y eso que me lo leí mil veces antes de colgarlo, pero se me escapó ese "la", menos mal que siempre anda por ahí tu mirada atenta! :)
Gracias por los comentarios!