Por fin se despertó una mañana (tan temprano que se podría decir que aún era la noche anterior) y todo se había vuelto blanco. Del primer salto clavó sus huellas en la acera, y luego anduvo calle abajo, despacito, esparciendo su rastro con mucho cuidado, hasta perderse en la ciudad.
Buscó un rincón que tuviera magia. La magia era imprescindible para la transformación. Lo encontró en el patio de una escuela: aún no habían llegado los niños, pero sus risas seguían allí. Se quitó las botas y los calcetines, que ya estaban mojados, y rozó la nieve con los dedos de los pies, y luego también con los dedos de las manos. Y poco a poco fue encogiendo, y poco a poco se fue volviendo blanca, y poco a poco dejó de tener frío, porque ella misma era el frío.
Y era verdad: la nieve la transportó a la velocidad del rayo por todos los lugares del mundo.
Cuando llegaron al patio, los niños hicieron muñecos de nieve y se calaron los pantalones. Hicieron también una muñeca de nieve. Por si algún día se cansaba de viajar por el mundo y deseaba regresar a casa, que pudiera utilizar ese cuerpo helado para dejar de ser copo otra vez.
Un poquito de esa nieve vendría bien por aquí en estos días tan tórridos.
Muy bonita y mágica historia Virginia :)
Aunque casi me muero de impresión al ver esos pies en la nieve ¡por dios que frio!, la historia me ha hecho sonreir. ¡Qué bonita! :)
Estaria bien poder viajar así, siendo una de las patitas de estrella de un copo de nieve. Muy muy bien.
pd: ¿mi nueva plantilla la lees sin problemas? ;)
Besos!
El sol cuando llegue no podrá derretir esta nieve ya perpetuada en palabras para siempre.
Un abrazo!
Gabriel, uf, te lo cambio!!! No puedo con más frío y más nieve y más lluvia!! Bonito, pero... fríiiiioooo!!! ;)
Gracias!
Paula, me alegro de que te hiciese sonreír! Creo que si se pudiera viajar así, hasta me gustaría el invierno, jeje!
Perfectamente!
Un beso!
Carlos, por suerte, seguramente derretirá la otra nieve en algún momento... o eso espero!!
Besos!!
¡Qué chulo! Me gustó mucho.
A mis antecesores no les gusta la nieve pero, a ¡mí me encanta!
Aunque qué frío con los pies y eso, ¿no?
Un saludito.
Esther, gracias!!
A mí me gusta... pero ya estoy bastante harta del frío! Que vuelva el verano yaaa!! ;)