nov
27

Hay olas que sacan a la orilla los restos de un naufragio, trozos de madera corroída y blanda de tantos años bajo el mar, tenedores oxidados y otras cosas a las que solo un niño sabría calcularles el valor real. Y hay olas que traen mensajes en botellas escritos mucho antes de que se pudiera cruzar el océano con solo un clic.
Hay olas que, en lugar de espuma, llevan algas verdes, como hilos, que se enroscan en los tobillos y hacen cosquillas en los pies.
Hay olas que parecen lluvia, que salpican y se mezclan con la arena, y dan de beber a las conchas vacías que esperan semienterradas a que algún buscador, o algún turista, las encuentre, y las lave, y haga con ellas un collar.
Hay olas que borran lo que habías escrito con los dedos, para bien o para mal.
Y hay olas que son solo olas, y que hacen imposible creerse que hoy está lloviendo en Madrid...
La foto, por increíble que parezca, el sábado pasado, en Mazarrón
La banda sonora, de Platero (¡¡qué temazo, por cierto!!)
La banda sonora, de Platero (¡¡qué temazo, por cierto!!)