Se recuerda que era octubre, porque las hojas de los árboles ya estaban cayendo, así que el ocre era el color predominante. Y había tonos dorados en el aire por los reflejos de las hojas a través de las nubes. Ese fue el último color que vieron. Curioso, porque el sol que se apagaba poco a poco también era dorado, o amarillo, u ocre, según se le mirara.
Pese a la alarma generada en los telediarios ante el inminente apagón solar, la noche de octubre en que por fin llegó el fin reinaba la calma, incluso se diría que se respiraba felicidad. Los murciélagos y los búhos fueron los principales beneficiados, pero también los faroleros, que doblaron su trabajo, y los taxistas, que cobran más caro cuanto más se adentra la noche. En realidad, cuando se apagó la última chispita de sol, se oyó un respiro generalizado: por fin los habitantes de aquel mundo negro podrían dormir tranquilos, sin preocuparse de bajar las persianas o de tener que llevar esos horribles antifaces para quitarse de en medio la luz.
Homenaje a Benedetti desde El CuentaCuentos
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... y pasó el tiempo. La gente comenzó a acostumbrarse a aquel mundo de sombra, a aquella sombra de mundo. Se quitaron los antifaces... Pero el mundo entero fue su antifaz.
Hasta que un día aparecieron unos niños de colores, que cada cosa que tocaban, que cada brizna de aire que respiraban la transformaban, la coloreaban.
Y la gente les veía... y hubo lágrimas en muchos ojos.
El mundo no es negro, ni blanco, ni gris. En la memoria de los colores perdidos sirvan mis palabras para traerlos de vuelta.
PD: Lo sé, es una chorrada, pero me ha salido directo nada más leerte y en algún lugar tenía que escribirlo ;D
La luz vale, pero ¿y el calor?
Me acabas de recordar que, si algo merece la pena de éste sitio donde estoy exiliado, es precisamente el otoño. Tiene la caída de hoja más impresionante que he visto (y he visto unas cuantas). Pero no pasa al negro, sino al blanco de las nieves duraderas (cinco o seis meses)... Tampoco hay calor.
Un abrazo :)
Nahus, jajaja, buen final! Todavía no sé cómo no se me había ocurrido lo de los niños coloreando de nuevo las cosas!! Era super simple! Los niños son los mejores, cada día estoy mas segura! =)
Reithor, otoño, nieve y ausencia de calor... realmente estás teniendo un duro exilio!! XDD
Supongo que solo se apagó la luz del sol, pero no el calor... no quieron condenar tanto a esos pobres personajes de mi cuento!
Rescatas a la oscuridad de su oscuridad haciéndole creer que también puede ser ella por si misma forma de vida.
Un precioso cuento.
Además liberas a la noche de esa bombilla que siempre se dejan encendida, la luna :)
Un abrazo
Carlos, gracias =)
Sí, hacía falta apagar la luna también un rato... en realidad, si se apagara el sol, tampoco veríamos la luna, no? Ya que los satélites no emiten luz, solo la reflejan... ;)