Yo me hacía la dormida mientras tú mirabas por encima de mis hombros dorados y te perdías entre vete a saber qué ideas. Me acariciabas el pelo con un gesto casi automático, como algo que está escrito desde más allá de los años, como algo que siempre has sabido, o has querido hacer. Y ponías en mi cuerpo una sensación que no se parecía a nada de lo que nos rodeaba, ni a nada de lo que habíamos vivido hasta entonces. El silencio aquella tarde en tu regazo me sabía a caramelos, en concreto a esas piruletas con forma de corazón. Me sabía a nubes de gominola, o a helado de straciatella, o a granizado de leche con canela. Tenía un olor a nuevo y a viejo que se mezclaba entre la tarde. Cuando abrí los ojos me estabas mirando. Y era curioso porque, aun con los ojos cerrados, yo siempre te miraba. Te miraba aunque no estuvieses cerca, y te tocaba más allá del contacto físico. Y entonces volvía aquella sensación de mar en calma en las tripas, de sol de invierno, de tormentas de verano. Sonreíste de una forma que me devolvió una tranquilidad casi peligrosa en un mundo de velocidades por encima de los ciento veinte kilómetros por hora. Y te sentí respirar y latir como un niño que acaba de nacer. Y, en un parpadeo, entendí por completo el significado de la palabra paz.

3 miradas | Lo ha visto Virginia Vadillo

Etiquetas: Cuentos

3 miradas

1. David Martín on 10 de mayo de 2008, 10:54

   Suprime del diccionario "opuesto a las pasiones" y la sexta acepción se convierte en la mejor de todas.
   
   Joder, el estado de paz que describes, (que evidentemente tiene que ver con el amor absoluto), es uno de los estados más bonitos de sentir. O más agradables. Pero a lo que iba, que has descrito muy bien ese estado agradable.
   
   Qué grande El Ojo que Te Mira (si no es el del malvado Sauron XDDDD).
   
   CORRECTO.

    
2. Sarg Bjornson on 10 de mayo de 2008, 16:38

   También es la sensación que queda tras hacer pis después de aguantar las ganas durante 17 horas u_u

    
3. Anónimo on 12 de mayo de 2008, 18:29

   David, yo también lo creo, ese estado es el mejor del mundo, aunque yo no me quedo muy contenta... supongo que es imposible de describir. Y, lo siento Sarg, pero no, la sensación de esa paz y la paz de mear después de 17 horas (no me creo que hayas estado 17 horas sin mear, teniendo en cuenta que puedes mear de pie y fácilmente XDDD). Me quedo con la paz de la que habla David... con la de la sexta acepción, vamos! XDDD (sip, puede que le sobre lo de las pasiones... habría que buscar las acepciones de pasión... XDDD)
   Besitos!